¡Si es que me indignan los ofendiditos,
y una rabia me dan tan espantosa
que babeo una bilis espumosa
y las tripas escupo a pedacitos!
¡Es que me irritan los ofendiditos!
¡Les digo siempre lo que les molesta,
luego busco expectante su respuesta,
pero nunca se quedan calladitos!
¡Cuánto me ofenden los ofendiditos!
Jesús María Bustelo Acevedo
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