Una secta es un jerarca
(bien patriarca, bien matriarca)
ególatra y parlanchín
que sólo su ombligo abarca,
y, en torno, un grupito afín,
adulador y gregario,
y que le sigue a diario
desde el principio hasta el fin,
y que con gran fanatismo
defiende su catecismo,
su persona y su botín...
¡Esta es la selecta secta
más imperfecta y perfecta!
Jesús María Bustelo Acevedo
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