Llueve barro, y es normal,
que es la fiesta de la carne,
y el barro que desencarne
deja de ser carnaval;
ya el febril de la locura
y el del tipo musical,
o el del cura,
más mundano,
más humano
y más carnal...
¡carnaval de la tortura!
Jesús María Bustelo Acevedo
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