¡Viva la lluvia de barro!,
cuando súbita en la noche
llega, y responde el reproche
de un afectado: ¡qué guarro!,
cuando es el guarro el del coche
(y que disculpe el cochino)...
Y es que la Naturaleza,
que del barro hace belleza,
a tomar lo suyo vino.
Jesús María Bustelo Acevedo
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