Amemos a las hormigas
y odiemos al hormigón,
que endurece al corazón
y en mendigos y mendigas
nos vuelve en su sinrazón.
Cuerpos que por unas migas
se arrastran entre boñigas
sin alma ni vocación...
¡Amemos a las hormigas
y odiemos al hormigón!
Cuerpos que por unas migas
se arrastran entre boñigas
sin alma ni vocación...
¡Amemos a las hormigas
y odiemos al hormigón!
Jesús María Bustelo Acevedo
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