Si me defiendo, estoy atascado
en el centrípedo remolino
que secuestrándome ante el destino
me hace pequeño, debil y atado
a lo que es vano y a lo que vino
para privarme de la belleza
de la verdad que es mi fortaleza
y en la mentira se me repite...
¡Si me defiendo estoy acabado
hasta el instante en que resucite!
Jesús María Bustelo Acevedo
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