La sombra de Juan Carlos es alargada,
como la de la torre de preferencia,
y ni hay arte ni duende, talento o ciencia,
en cuantos lo cantaran o lo escuchasen,
ya bien lo defendieran o lo atacasen,
que no le deba mucho ni aporte nada
que no deje de hacerle su reverencia.
Jesús María Bustelo Acevedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario